top of page
  • Andrea García Cavazos

Nanny

Además de ser la mejor abuela en todos los universos, para mí, Nanny era la mejor tomadora de decisiones… hasta el día de hoy.


Y digo hasta el día de hoy porque hoy tomó su penúltima decisión: la de irse.


Penúltima porque ella se fue, pero yo todavía no, y si yo sigo, ella sigue, así que hasta entonces, no será la última; sin embargo y a mí parecer, esta decisión fue una grandísima desconsideración de su parte ya que, además de dejarnos con el corazón completamente roto, nos desampara con una sed tremenda de más momentos con ella.


Juro que en estos últimos 2 meses me he cansado de caminar y caminar a distintas eras de mi pasado para recordar con lujo de detalle todo lo que nos ha compartido y, no Nanny, no pasa nada... yo por ti nado el transatlántico y me voy de puntitas de Allende a Houston, pero ya llevo cerca de 100 ahogamientos de lágrimas y 20 pesadillas.


Aunque he de admitir que no todo ha sido tan malo. Estos viajes a mis recuerdos también me han hecho más consciente de lo inmensamente felices que hemos sido a su lado y, también, me han recordado que soy una extensión de ella, pues además de compartir exactamente los mismos apellidos, tenemos la misma sangre y hasta la misma forma de los pies.


También he de confesar que, en estos dos últimos meses, he pecado de manipuladora ya que le he prometido a Nanny telepáticamente que hay muchas más cosas por hacer juntas en este mundo. Incluso, la amenacé:


“No se te ocurra irte sin antes cumplirme la visita a Valladolid”, le repetí constantemente.


Ya sé. Eso fue un movimiento bajo de mi parte porque Nanny podía con todo, menos con el sentimiento de que alguien querido estuviera enojada con ella.

Obviamente nunca me enojé. Si bien el enojarme es algo que puede suceder seguido, esta función siempre ha sido y será incompatible hacia ella. Lo que realmente sucedió fue que me dio pavor no poderla ver una vez más y de que no pudiera probar lo que he aprendido a cocinar.


Por cierto, hablando de miedos, ya pude vencer el de cancelar tu vuelo para acá y, no Nanny, no pasa nada... yo por ti hablo a la aerolínea 1000 veces más, pero es que es inaceptable que tenga que repetir tus 3 nombres una y otra vez, siendo uno de ellos “Felicidad” y sentirme completamente triste; pero bueno, esto no se trata de mí. Bueno, un poco sí, pero antes se trata de tus hijos: de mi papá y mis tíos que tan bien te quedaron, de tus hermanas, nueras, nietos, sobrinos y amigas que tanto te adoran. Si te contará todo lo que han hecho desde hace 2 meses...


En fin. Para ya concluir el buzón de las lágrimas, te quiero contar que tu partida se percibe como si, de un momento a otro, la dosis de cariño que había reservada para nosotros en la Tierra se hubiera encogido a la mitad, mientras que el amor de los que nos quedamos se hubiera expandido infinitamente hacia ti.


Y, no Nanny, no pasa nada... ni con esta decisión que tomaste dejaré de pensar que eres la mejor abuela o la mejor tomadora de decisiones porque, si esta fue tu decisión, es porque era lo mejor que te podía pasar. Además, estoy consciente de que en “el otro lado” también te extrañaban y que así como nunca los soltaste a ellos, tampoco nos soltarás a nosotros.


Te amo desde siempre y para siempre,



Andrea





379 visualizaciones0 comentarios
bottom of page